Es curioso ver como ciertos aparatos tecnológicos que hemos diseñado para mejorar nuestras relaciones interpersonales (nos proporcionan mayor comodidad y rapidez) son los mismos que tienen el poder de deteriorarlas. Me explico.
En mi caso particular, llevo el móvil encima allí donde vaya durante el día y por la noche lo tengo en la mesita de noche (por si surgiese alguna "urgencia"). Trabajo por las mañanas y voy a la uni por las tardes, incluso así me fuerzo por encontrar un hueco para encender el ordenador y buscar ahí entretenimiento (messenger, facebook, tuenti, youtube... ya sabéis), aunque la mayoría de veces me convendría más estirarme en el sofá a descansar o salir a dar un paseo, pero el vicio es el vicio.
Unos años atrás posiblemente, este rato libre lo pasaría en el parque con los amigos. No obstante, hoy en día parece que preferimos escribir (mal y sin sentido, a menudo) y dejarnos los ojos descifrando lo que sale en la pantalla (casi siempre a una distancia menor a la recomendada) que estar por ahí con los nuestros enriqueciendo CARA A CARA nuestras relaciones.
Como yo, encajan a la perfección en este mi caso, la mayoría de personas de mi entorno. Nada sorprendente, supongo. Así que aquí queda mi primera reflexión: ¿estos avances tecnológicos realmente nos ayudan en nuestras relaciones personales o nos aislan? Yo casi apostaría más por esta segunda opción...aunque es una pena.
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